En
sus deslumbrantes “Ensayos”, Michel de Montaigne sostiene que la amistad
auténtica, voluntaria y desinteresada está por encima del amor carnal y del
matrimonio, y dice que el afecto del amigo es algo superior, perfecto, pleno,
universal, y que el amor por las mujeres es “ardiente, temerario e
inconstante”, y que el matrimonio no puede competir con aquel afecto puro pues
“…la inteligencia ordinaria de las mujeres no puede responder a esa
compenetración y comunicación (…) ni su alma parece lo bastante firme como para
soportar la presión de lazo tan apretado y duradero”.
Mujer
de alma débil, voluble, inestable. Inteligencia limitada. Afecto interesado. Matrimonio
imperfecto porque ellas no aguantan el tipo. No al tipo, el tipo. Conceptos y
expresiones intolerables hoy. Vedadas. Menos mal que lo escribió Montaigne en
el siglo XVI, porque si lo digo yo ahora me enchironan por machista, me queman
en la hoguera como a Galileo por decir que la tierra se mueve. Y sin embargo (como
él: eppur si muove) lo digo: su alma
es frágil (por no hablar de su corazón).
Javier
Cuesta
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