Preámbulo y Alumbramiento

Preámbulo y Alumbramiento



Aquí nace este blog colectivo y abierto. Unos cuantos “atrevidos”, apasionados de la cultura en sentido amplio, lo ponen en marcha simplemente porque sí, porque todo camino empieza con un primer paso y porque alguien debe echar a andar un proyecto, sin más. Pero no se trata de inaugurar algo -que para cortar una cinta sobrarían gerifaltes voluntarios- sino más bien darle un primer empujón y que tenga continuidad. Los colaboradores iniciales quieren sólo promover e impulsar, no capitalizar este espacio. Lo ideal sería que el blog se nutriese con la aportación de muchos entusiastas que tienen algo que mostrar y se deciden a hacerlo, asumiendo y respetando la fórmula, la filosofía y los principios recogidos en el decálogo del blog. Ellos son los invitados a participar, ellos son los elegidos.

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mansillacultura2012@gmail.com

martes, 18 de febrero de 2014

¿Fue verdad Justina? ¿Vivió en Mansilla?

Algunos lectores de este sitio se preguntan esto uno, y esto otro.
Pues La Pícara nos lo cuenta ella misma en su libro.
Vamos a ver si hay Lozanos "lozanos" en Mansilla, que nos lo corroboren...

Justina (foto de peatom.info)
Decía Justina:
"Era mi marido "lozano" en el hecho y en el nombre, pariente de algo y hijo de algo, y preciábase tanto de serlo, que nunca escupí sin encontrar con su hidalguía. Podía ser que lo hiciese de temor que no se nos olvidase de que era hidalgo; y no le faltaba razón, porque su pobreza era bastante a enterrar en la huesa de el olvido más hidalguías que hay en Vizcaya. Era alto de cuerpo, tanto, que unas damas a quien pidió licencia para entrar a visitarlas, se la dieron con que se hiciese un ñudo antes de entrar. Era algo calvo, señal de desamorado; ojos chicos y perspicaces, señal de ingenioso, alegre y sobrino de Venus; nariz afilada, que es de prudentes; boca chica con frente rayada, que es indicio de imaginativos; corto de cuello, que es señal de miserables; espalda ancha, de valiente; hollábase bien, más de punta que de talón, que es señal de celoso; no tenía un cornado, señal de pícaro y efeto de pobre. Dos cosas tenía por las cuales le podía despreciar cualquier mujer de bien: la primera, que jugaba el sol antes que naciese, y no digo yo el sol, que con quedarme a buenas noches se acabara, pero jugaba toda la noche; la segunda, que era muy amigo de pollas. En esto no reparaba tanto, por creer de mí que le supiera amansar, mas lo primero siempre me dio pena, porque no tenía más retentiva en el juego que si jugara a deber o a pagar sobre los montes de la canela.
     Mas, ¿qué de tachas digo? Digo mal de la prenda y quedéme con ella. Caséme con él.
     Pero diráme alguno:
     -Pues, ¿cómo Justina, la tan guardada, la astuta, la que a todos engañaba y nadie a ella, se había de dejar engañar tan a ojos vistas en hacienda, en gusto y en dinero, y más en materia de casamiento, que es nudo ciego?
     A esto pudiera yo responder que quien quiere bestia sin tacha, a pie se anda; o con el otro refrán que dice: «Es mucho don Diego, buen marido y caballero.» Pero quiero que me lean el alma y en ella un consejo digno de saber de todos, ora sean de nuestro bando picaral, ora sean de otra lampa, y, en resolución, quiero enseñar la vereda por donde camina el corazón de una mujer, que quizá me echará bendiciones alguno de los muchos que andan este camino....

Tanto crece el amor cuanto la pecunia crece,
     Que hoy día todo a él se rinde y todo le obedece."

(Extracto del Capítulo cuarto/De las obligaciones de amor)


(divulgación de A. Escalada)

1 comentario:

  1. Los inquietos que deseen leer el libro que vayan a este enlace:http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13550507656022507754491/index.htm

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