Pues La Pícara nos lo cuenta ella
misma en su libro.
Vamos a
ver si hay Lozanos "lozanos" en Mansilla, que nos lo corroboren...
Justina (foto de peatom.info) |
Decía
Justina:
"Era
mi marido "lozano" en el hecho y en el nombre, pariente de algo y
hijo de algo, y preciábase tanto de serlo, que nunca escupí sin encontrar con
su hidalguía. Podía ser que lo hiciese de temor que no se nos olvidase de que
era hidalgo; y no le faltaba razón, porque su pobreza era bastante a enterrar
en la huesa de el olvido más hidalguías que hay en Vizcaya. Era alto de cuerpo,
tanto, que unas damas a quien pidió licencia para entrar a visitarlas, se la
dieron con que se hiciese un ñudo antes de entrar. Era algo calvo, señal de
desamorado; ojos chicos y perspicaces, señal de ingenioso, alegre y sobrino de
Venus; nariz afilada, que es de prudentes; boca chica con frente rayada, que es
indicio de imaginativos; corto de cuello, que es señal de miserables; espalda
ancha, de valiente; hollábase bien, más de punta que de talón, que es señal de
celoso; no tenía un cornado, señal de pícaro y efeto de pobre. Dos cosas tenía
por las cuales le podía despreciar cualquier mujer de bien: la primera, que
jugaba el sol antes que naciese, y no digo yo el sol, que con quedarme a buenas
noches se acabara, pero jugaba toda la noche; la segunda, que era muy amigo de
pollas. En esto no reparaba tanto, por creer de mí que le supiera amansar, mas
lo primero siempre me dio pena, porque no tenía más retentiva en el juego que
si jugara a deber o a pagar sobre los montes de la canela.
Mas, ¿qué de tachas digo? Digo mal de la
prenda y quedéme con ella. Caséme con él.
Pero diráme alguno:
-Pues, ¿cómo Justina, la tan guardada, la
astuta, la que a todos engañaba y nadie a ella, se había de dejar engañar tan a
ojos vistas en hacienda, en gusto y en dinero, y más en materia de casamiento,
que es nudo ciego?
A esto pudiera yo responder que quien
quiere bestia sin tacha, a pie se anda; o con el otro refrán que dice: «Es
mucho don Diego, buen marido y caballero.» Pero quiero que me lean el alma y en
ella un consejo digno de saber de todos, ora sean de nuestro bando picaral, ora
sean de otra lampa, y, en resolución, quiero enseñar la vereda por donde camina
el corazón de una mujer, que quizá me echará bendiciones alguno de los muchos
que andan este camino....
Tanto crece el amor cuanto la pecunia crece,
Que hoy día todo
a él se rinde y todo le obedece."
(Extracto
del Capítulo cuarto/De las obligaciones de amor)
(divulgación
de A. Escalada)
Los inquietos que deseen leer el libro que vayan a este enlace:http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/13550507656022507754491/index.htm
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