de
piel o de cartón
acharolado,
de
rústico papel o
satinado...
Libro
fiel, que a mi lado siempre advierto.
Libro-dios;
a tu credo me convierto;
libro-luz;
eminente, iluminado;
de
profundo silencio, si cerrado,
y
orador tan locuaz después de abierto.
Sobre
el blanco papel, negras hormigas
te
invaden con el peso de la historia,
del
saber, del amor, de las intrigas...
Todo,
todo se guarda en tu memoria.
Nos
regalas la ciencia que tú abrigas
en
los surcos renglones de tu gloria.
Paz
Abad
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