En una
abandonada huerta
al lado de
la carretera
te conocí
un día sin fecha
mirando tu
longeva existencia.
Como vigía
en su almena
aguantabas
tu morada
dejando a
la chiquillería
trepar de
rama en rama.
Tus moras
eran el reclamo
de pájaros
y personas
disputándose
el espacio
para
alcanzar las más maduras.
Aguantaste
los achaques
gracias a
la fortaleza
que te
dieron tus raíces
resguardadas
bajo tierra.
Jamás
cerraste la puerta
dabas
cobijo a cualquiera
tus ramas
de hojas verdes
daban
sombra a los valientes.
Con ese
tronco lleno de historia
y con esa
inmensa cepa
la imagen
que regalabas
perduraría…
en las memorias.
La vida te
la arrancaron
en una
sociedad con prisa
donde
prevalece la avaricia
ante la
razón de un pasado.
Tu lugar te
fue arrebatado
dejándote
sin lo que más querías
hoy… sin
ramas ni fruto
llevas
contigo historias vividas.
Pedestal
del nido de cigüeña
impasible
al tiempo esperas
cubriéndote
con tu gruesa corteza
de algún
frío y demás inclemencias.
Texto: Manolo
Francisco
Foto: Toño
Ceballos
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