“¿Quién
dice que se olvida? No hay olvido”
(Cernuda)
Esto
no es literatura, no es poesía, no es retórica. Esto es desahogo, homenaje,
casi pura información. Sí, que lo sepáis.
El
hombre más bueno del mundo ha muerto. Lo sé muy bien: no es hipérbole ni frase
hecha. ¿Y ahora, qué?
Merecía
él, tras regalar bondad, callar, reposar, dormir… De acuerdo, pero ¿y los
demás? ¿qué hacer, cómo vivir?
Ojalá
supiera yo suplicar al cielo en lugar de maldecir a la tierra, al cosmos y a
esta vida amarga, injusta, cruel.
El
hombre más bueno ha muerto: hoy este jodido mundo es un poco peor y yo estoy un
poco más solo.
No
hay explicación, no hay consuelo. Todas las lágrimas juntas de los que le
conocimos jamás podrían llenar su vacío inmenso.
Lloro,
maldigo, protesto. Busquemos al siguiente hombre más bueno del mundo; el
primero, ya digo, ha muerto.
Javier
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