Fue
la más visitada del pueblo
Por
ser dueña de los lavaderos
Donde
las amas de casa acudían
Con
sus cestos cargados de ropa
Seis
caños manaban sin descanso
En
una cascada de agua limpia y sana
Que
surtía a toda clase de recipientes
Para
colmar la sed de cualquier sediento
Al
pilón que los caños alimentaban
Se
acercaban toda clase de animales
Bien
por la mañana o por la tarde
Su
visita hacían sin pagar peaje
La
plaza del Arrabal fue muy nombrada
En
ella descansaban los rebaños sin majada
Cuando
existía la verdadera trashumancia
Con
sus pastores y perros en fiel manada
Hogueras
en su recinto albergaba
El
mulatero tenía allí su parada
De
madrugada y al atardecer
Regresaban
tras horas de pacer
Hoy
ya no tiene la misma cara
En
una búsqueda de la belleza
Han
transformado su silenciosa mirada
Dejando
para el recuerdo una fotografía velada
Yo
te sigo recordando como eras
Lo
que en la mente se graba queda
Permanente
por medio de los sentimientos
Que
atraen aquellos recuerdos
Texto:
Manolo Francisco
Foto:
Toño Ceballos
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