Me convocan
a una reunión. Ordenador, pantalla, proyector y ¿cómo no? presentador. No
falla. Durante media hora leo, escucho y anoto palabras habituales en estos
casos: sesión, directrices, focalizar, idea central, capacitación, perspectiva,
obviar, pautas, eficacia, potenciar, síntesis, valores, expectativas,
motivación, resultados, desarrollar, conductas, patrones, habilidades…
Al final de
la charla me planteo esta cuestión: ¿se sabe si desde que inventaron los PowerPoint
(*) habrá aumentado exponencialmente el número absoluto de tontos en el mundo?
Me
documento sobre el tema: (*) Término aplicado a las presentaciones basadas en
diapositivas que inducen al aburrimiento y la fatiga debido a la sobrecarga de
información. Herramienta muy conveniente para oradores con escasa capacidad, ya
que reduce los mensajes complicados a simples viñetas y permite que la forma
domine sobre el contenido. Respiro aliviado.
Javier
Cuesta
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