Te
veo y contemplo / que ya no eres el mismo / tu estructura debilitada / no
oculta el paso del tiempo / olvidado por un entorno / donde todo es historia.
Guardián
impertérrito / de noche y de día / siempre has estado / soportando la calumnia
/ al no respetar el sueño / que el paso del tiempo te otorga.
Esas
piedras agrietadas / quemadas y descoloridas / son la historia viva / de cubos
y murallas / que rodearon a una villa / y ahora… no son respetadas.
Siempre
que os recuerdo / me lleváis a mi niñez / en la mente esos juegos / de fieles y
asiduos guerreros / envueltos en la idea / de la luz, de un sueño.
Todos
inventamos de pequeños / los cubos y las murallas / tenían vida propia y ajena
/ se hacían a nuestra presencia / observando cada movimiento / para no dañar
sus elementos.
El
misterio de los cubos / hace hablar en silencio / pensando al mirarlos / lo
mucho que ellos dieron / cuando más lo necesitaron / las humildes gentes del
pueblo.
Texto: Manolo
Francisco
Foto: Toño
Ceballos
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