Toca
un tipo el organillo y una chica canta. Nada más hace falta para que los
mayores bailen y pasen una tarde en el parque San Francisco, en otro rincón de
la ciudad o en cualquier pueblín de la provincia.
Las
grandes orquestas de diez mil pavos con sus decibelios y sus espectaculares
camiones-escenario son más bien para abrir la boca y observar. Las
disco-móviles pinchan para los jóvenes, pero luego ellos abren las puertas de
sus coches y ponen la música cañera que les da la gana.
Seamos
sensatos ¿qué sale más rentable?
... y también miran
Desde que la construcción se desinfló y los mayores se quedaron
sin entretenimiento diario, cualquier pequeño suceso es bueno para pasar un
rato; por ejemplo, la llamada "Marcha blanca" en defensa de la leche,
al llegar a Mansilla.
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