Preámbulo y Alumbramiento

Preámbulo y Alumbramiento



Aquí nace este blog colectivo y abierto. Unos cuantos “atrevidos”, apasionados de la cultura en sentido amplio, lo ponen en marcha simplemente porque sí, porque todo camino empieza con un primer paso y porque alguien debe echar a andar un proyecto, sin más. Pero no se trata de inaugurar algo -que para cortar una cinta sobrarían gerifaltes voluntarios- sino más bien darle un primer empujón y que tenga continuidad. Los colaboradores iniciales quieren sólo promover e impulsar, no capitalizar este espacio. Lo ideal sería que el blog se nutriese con la aportación de muchos entusiastas que tienen algo que mostrar y se deciden a hacerlo, asumiendo y respetando la fórmula, la filosofía y los principios recogidos en el decálogo del blog. Ellos son los invitados a participar, ellos son los elegidos.

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lunes, 3 de junio de 2013

Nostalgia de La Estrella (y 3)

…Luego estaban esas grandes noches de los conciertos y de los sorteos de coches. Allí vi a Manzanita y al mago Tony Kamo,… Y presencié, entre una muchedumbre, el sorteo de varios Opel Corsa nuevos y de otros muchos Seat 850 de segunda mano, hoy verdaderas reliquias históricas. Dicen que alguna de esas noches especiales entraron más de 10.000 personas en La Estrella. Qué ideas más buenas tenía Pencho y cuánto dinero ganó el cabronazo. A mi novia le tocó, por cierto, un 850 y no tenía dinero para sacar un seguro para poder circular. Al final circuló unos meses hasta que se paró.

La vuelta a casa oscilaba entre las 2 y las 4 de la mañana, con los oídos zumbando, la boca reseca y la ropa oliendo a humo que apestaba. Es verdad que también hubo varias peleas, una de ellas con sangre de navajas, pero era lo normal en cualquier discoteca del país en entonces. También se decía que Pencho se llevaba bien con los gitanos y la verdad es que solía haber muchos. Y también recuerdo un día de Reyes, debió de ser del 83 por mis cálculos, que cuando llegamos a La Estrella estaba ardiendo por la parte del Casino. Esa noche decidimos ir a León y aprovechamos para ir al cine. Vimos ET, el extraterrestre ese de los ojos saltones. La de gente que veo ahora por la calle y me suena la cara y me digo: a este/a le tengo visto de La Estrella.

Volviendo a lo del amigo de mi pueblo, además de iniciarme en las técnicas de la seducción y de llevarme y traerme con su R-4 amarillo que llamábamos ‘el canario’ y más tarde con el Land Rover, también me presentó a una chica del pueblo de su novia, Cristina, la saqué a bailar y llevo bailando con ella más de 30 años (tenía entonces 17) y es la madre de mis hijos.

No es de extrañar que guarde buenos recuerdos de La Estrella, de Mansilla, y que le esté agradecido a mi amigo Alfonso y a Pencho por lo que pusieron en mi camino.
Un saludo a los seguidores de este blog.

Juan.

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