A punto de cumplirse dos años desde la apertura en Mansilla del restaurante La Curiosa , es buen momento para felicitarle por su éxito y felicitarnos también nosotros con él. Porque hay negocios que tienen la virtud de revitalizar una zona, remover algo que estaba dormido, dar vida al entorno en el que se ubican o cambiar una villa (recordemos una vez más la discoteca La Estrella ). A cierta escala, esto es lo que ha ocurrido con La Curiosa : no hay más que ver cómo estaba deprimida esa pequeña calle peatonal y cómo está ahora de animada, cómo está vacía la plaza del Grano los lunes que cierra ese local y cómo está llena de coches aparcados los demás días.
Es posible que el establecimiento haya provocado alguna pelusilla en el sector, pero seamos justos: La Curiosa ha accedido a la “lucha” hostelera diaria con honestidad y armas perfectamente reglamentarias: el rincón está bonito, sus platos son sabrosos, la presentación cuidada, el trato amable, tiene la atmósfera hogareña de las casas de comidas, sus precios no asustan… ¿qué más se puede pedir? El éxito siempre es por algo.
Lo que fue una antigua Botica se ha convertido en una especie de santuario de peregrinación gastronómica. Antes y ahora, curiosamente, siempre laboratorio de milagrosos remedios: medicamentos para la salud, para el estómago, para el paladar, para el ánimo… Lástima -otra vez- que haya tenido que venir alguien de fuera a poner en marcha algo atractivo.
Jesús Zapatero
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