…Y en verano teníamos
el gran patio o jardín con barra y pista propia y cantidad de espacios donde
tomar el fresco para refrigerar. Al final hubo hasta una plaza de tientas para
vaquillas al estilo del Gran Prix. Había árboles como por ejemplo una gran
morera que cuando soltaba las moras manchaba más de algún conjunto de noche. Era
difícil aburrirse realmente en La Estrella pues, si no estabas emparejado, con
los amigos podías optar por distintos espacios y momentos para pasártelo bien.
Al final de la barra grande había un mesón donde a última hora se solía comer
una hamburguesa o un bocata al que le echábamos cantidad de Ketchup
(tomate dulce) y mostaza que eran gratis. Además, podías salir a la cafetería
de la esquina, también del complejo, donde la copa era más barata y también
echaban películas. A mi me gustaba salir a media noche hasta la pastelería de
Alonso a comerme un pastel o palmera. Era otro modo de reponer fuerzas y de
paso que el cubata no te machacara el estómago. También era habitual salir a
tomarnos una copa a uno de los muchos bares/pubs que florecieron a la sombra de
La Estrella
para cambiar un poco de ambiente y huir de paso de la masa.
Los pinchadiscos eran
también especiales. Recuerdo a un tal Valentín, pero al que más recuerdo es a Amador
que estuvo muchísimos años, un tipo algo fuerte, que pinchaba música más disco,
suelto, lo que después sería el bacalao y ahora el techno. A última hora lo
normal era entrar a la cabina de Amador para que anunciara el nombre de alguien
y que le esperaban, por ejemplo, en el ropero...
Juan
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.