“Tengo una
nave donde guardo todos los cachivaches que compro en el Rastro. Mira estos dos
libros, un euro por los dos. La mayoría de los libros salen para Canadá por
Internet.
Yo soy de
Villamodrín de Rueda, uno de los 38 pueblos que dominaba el Almirante Rueda,
hasta que nos hartó y no volvió a cobrar ningún impuesto más.
(…)
Fui el último que se
casó en el monasterio de San Miguel de Escalada y el primero que entró en la
biblioteca del carnicero bibliófilo de Mansilla de las Mulas. Contaba mi padre
que el padre del carnicero hizo su fortuna de pergaminos y monedas cambiándolas
por chorizos en los pueblos de la zona. ¡Cuánta hambre e ignorancia¡ El
carnicero siempre compraba tres ejemplares de cada libro. Uno para cada
hijo. Por tanto ahora hay tres bibliotecas y ninguna la tienen los hijos. Me
parece, por lo que me dijo la viuda, que todo lo han donado al Instituto de
Cultura. De vez en cuando voy por Mansilla, no por ver los libros que no quedan
sino por ver el molino y los aperos que tiene en el corral. ¿Por qué no los
darán al museo?
Estamos preparando en el pueblo una calle a José Luis Puerto por todo el
trabajo de investigación que ha hecho por la zona. ¿A qué no sabéis quién le
cuenta todas esas cosa que escribe en los libros? Os dejo antes de que llueva
más, he traído un saco de nueces para un cliente. Cuando quieras saber algo
más, me llamas. Mi vida es una novela y todavía no te he contado casi nada.”
Hasta luego, Macario”
Vokislav Karbajc
M
M
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