No hace
falta ser hábil ni creativo ni avispado. Todo lo más, oportunista. Sólo hay que
salir a la calle, viajar, caminar, abrir los ojos, fijarse. Y de vez en cuando
la propia realidad te da la foto hecha: lluvia abundante, una plaza hermosa, una
catedral esbelta (de acuerdo, no es la de León, pero también luce) y un
reflejo. La ciudad, la naturaleza o el paisaje ponen la armonía y la belleza.
Tú sólo pones un triste dedo.
Javier
Cuesta
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.