“Es muy temprano. Ven.
El sueño matutino es delicioso:
Apenas ver la luz mientras se duerme,
Casi se duerme, retrasando el día.” (J. Guillén)
los míos, yacimos.
Juntos -muy juntos- nos escoltó
la noche, difícilmente
abrazados. Dormidos, harto felices.
Un codazo de luz nos despertó.
Mas, ay, nació el contrato,
una mustia firma, un armisticio,
¿y el amor también? No lo parece:
conocimos el idilio
en sus lógicas fases: muy fogoso,
apenas cálido y tirando a frío;
y en su paradójico orden: complicidad antes,
después roce, por fin poesía:
(tras el climax, ¿por qué siempre
irrefrenables deseos
de componer versos nos invaden?)
En todo caso, poesía.
Ya digo, poesía al fin. En eso estamos, en eso estoy.
Ana Nieto
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