Los ángeles
guiaban a los bueyes mientras el santo rezaba. Eso cuenta la leyenda. Y las
leyendas no hay que demostrarlas, se creen o no se creen. Punto. Para eso son
leyendas. Sea como fuere, en Mansilla de las Mulas se sigue celebrando San
Isidro con afán festivo y religioso: con la misa, la procesión (en la foto) y
la tradicional bendición de los campos para que el patrono de los agricultores
reparta agua y sol. Una ceremonia, por cierto, en la que ayer se estrenó el
párroco don Domingo como titular (una vez que don Fede “colgase las botas”
después de treinta años).
Toño García Ceballos
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